jueves, 11 de noviembre de 2010

cuando lo femenino y lo espiritual se alían




Alcanzar la fusión entre la estética de la pieza y el cuerpo de la mujer, armonizando su ser interior gracias a la
gran variedad de propiedades que tienen las piedras. El diseño de estas piezas parte del arte del macramé, una técnica artística basada en la confección de nudos que implica sólo el trabajo manual.
La palabra macramé es de origen francés y significa nudo, que a su vez deriva de la palabra turca makrama. Es un arte milenario: pueblos como los persas y los sirios (2300 a.c) ya lo utilizaron con gran maestría. En el
macramé actual se pueden encontrar más de 50 tipos de nudos diferentes, que ofrecen la posibilidad de crear
cenefas y realizar piezas únicas como las que aquí se presentan.
El material empleado es hilo de algodón encerado, una fibra de alta calidad que permite una gran versatilidad
en la combinación de colores y tonos, y engarzado en él, piedras semipreciosas provinientes de todos los
rincones del mundo: coral rojo asiático, jade y obsidiana de Suramérica, cuarzo europeo, ámbar africano...
Son tesoros que la naturaleza nos ofrenda para hacernos bien. Los piedras tienen propiedades energéticas; son capaces de recibir, almacenar y liberar energía. Estos poderes actúan sobre los chakras (centros de energía situados en el cuerpo humano) abriéndolos, aclarándolos y equilibrándolos. De esta manera, las piedras son capaces de influir en la vida de las personas, creando un puente de comunicación entre nuestra realidad y el mundo espiritual.
La elaboración de cada pieza lleva su tiempo, su ritmo,y es fruto de la inspiración de cada momento. Se trata de un proceso único, que surge de una caricia, de una sensación, de una melodía que evoca un recuerdo, una
situación cotidiana, un momento ya vivido, un anhelo... Todo ello hace que cada joya sea irrepetible y se convierta en un objeto que se acopla al cuerpo de cada mujer, resaltando su feminidad.

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